domingo, 3 de diciembre de 2017

Que nieva, que nieva, la Virgen de la Cueva.

Seguro que la habéis cantado, ¿verdad? Y eso que la canción en realidad dice: "Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cuevalos angelitos cantan, las nubes se levantan, ¡Que si, que no! que caiga un chaparrón, con azúcar y turrón."

Llevamos tiempo diciendo que el clima ha cambiado.

Cuando era pequeña salir a la calle sin paraguas era cosa rara. El paraguas me parecía una prolongación, inolvidable, de mi mano. Estoy convencida de que no nos convertimos en ranas porque eso sólo pasa en los cuentos.

Y la nieve...

No había Navidad en la que no hiciéramos muñecos de nieve. Añoraba esa sensación de la infancia al descubrir todo cubierto por su blanco manto. No se quién ha disfrutado más de ese momento, si yo o mis hijos. ¿Pero tan pronto? Hemos pasado de un verano que parecía no querer irse, a este tempranero invierno. ¡Y vaya bajada de temperatura! La nieve nos ha invadido y mucho antes de lo normal.

Aprovechando que el frío propicia tejer cositas de invierno he estado pensando que el próximo vídeo-tutorial. Os va a encantar 😉

Por otro lado, sigo pensando en los viejos proyectos y, entre nosotras, vuelvo a andar liada con... 

          - Redoble de tambores -

 ¡¡ EL ABECEDARIO !!


No veáis la de veces que he pensado en este proyecto; en lo triste y solitario que quedó el vídeo de la letra "A". ¿Debería quitarlo? ¿Si...? ¿No...? Al final he decidido que NO pienso eliminarlo. Aprendí mucho tejiéndola y preparandolo. Voy mantenerlo para no olvidar que, aunque aveces la vida se empeñe en alejarnos de nuestros objetivos, no siempre va a ser así. Lo voy a conservar como recuerdo de que es en los momentos de "crisis" cuando más necesitamos pararnos a reflexionar, para redescubrir nuestro camino y volver con nuevas energías.

¡Sed falices!



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